Vermilion Sands
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Lo mejor que he leído de Ballard, aunque, como el resto, me ha gustado sin apasionarme. El ambiente surrealista, la hipnótica repetición de imágenes y el estilo evocador cohesionan y dominan unos relatos melancólicos cuyas tramas y personajes palidecen en comparación. Están bien escritos, vamos, pero algunos pueden resultar monótonos, y ciertas situaciones, absurdas; y la vida y las aficiones de la gente acomodada no están entre mis temas preferidos, la verdad... A pesar de todo, dejan buen recuerdo, e incluso me han dado la impresión de mejorar ligeramente al volver a leerlos.
Destacan los dos últimos, deliciosos, los cuales quizá me han parecido mejores al estar ya acostumbrado a la atmósfera de la colección: «Estudio 5, Las Estrellas», una lograda recreación de un mito sobre la musa de la poesía, y «Los mil sueños de Stellavista», centrado en la obsesión del protagonista con la estrella de cine Gloria Tremayne (buen nombre, por cierto, como muchos otros empleados por el autor). En la media del libro se encuentran tres cuentos («Los escultores de nubes de Coral D», con una invitada de estos lares que me hizo reírme un rato, «El juego de los biombos» y «¡Clama esperanza, clama furia!»), y los cuatro restantes se quedan en el terreno de lo sugestivo.
Destacan los dos últimos, deliciosos, los cuales quizá me han parecido mejores al estar ya acostumbrado a la atmósfera de la colección: «Estudio 5, Las Estrellas», una lograda recreación de un mito sobre la musa de la poesía, y «Los mil sueños de Stellavista», centrado en la obsesión del protagonista con la estrella de cine Gloria Tremayne (buen nombre, por cierto, como muchos otros empleados por el autor). En la media del libro se encuentran tres cuentos («Los escultores de nubes de Coral D», con una invitada de estos lares que me hizo reírme un rato, «El juego de los biombos» y «¡Clama esperanza, clama furia!»), y los cuatro restantes se quedan en el terreno de lo sugestivo.