Leído en: 2017.
Título original: Cathedral.
Escritor: Raymond Carver.
Género: Relato.
Año de publicación: 1983.
Sinopsis: Se ha afirmado que el relato es la forma narrativa por excelencia en la literatura norteamericana actual y que Raymond Carver es el maestro indiscutible de este registro. En cada relato de Catedral se revela la presencia latente o la intrusión de terrores extraordinarios en una existencia ordinaria. El propio Carver ha escrito: «Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza... Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente». Sus personajes son gente de lo más común: trabajadores manuales, empleaduchos, parados, parejas a la deriva... desamparados, golpeados por la vida, muchos de ellos bebedores, acceden, a pesar suyo, a una suerte de dimensión heroica, tercos testimonios de una realidad implacable. Su estilo es escueto, lacónico, opera por sustracción; se ha dicho que Carver inaugura una nueva visión, un nuevo método, una nueva tonalidad. Una de las voces más originales que han aparecido en la narrativa norteamericana desde hace muchos años.
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Se han dicho y afirmado tantas cosas... ¿Es el Carver este el gran maestro de los relatos cortos? Según la crítica, sus cuentos minimalistas hacen destacar su calidad literaria y desafía las convenciones dejando al lector ante numerosas interpretaciones mediante unos argumentos, personajes y prosa sencillos pero poderosos; o algo así. Según yo, ¡pche!, exceptuando dos o tres, no me terminan de convencer por muy bien escritos que supuestamente estén: o no veo lo extraordinario que se supone hace sobresalir entre lo ordinario con ese estilo directo y simple, o no me parece para tanto. Quizá no tengo la sensibilidad necesaria para valorarlos, porque leo otras reseñas y los ponen por las nubes (a varios hasta les ha cambiado la vida leerlos, ojo). Puedo ver, a veces después de investigar un poco, cómo sugiere en lugar de contar, el retrato de la gente común y sus sentimientos, el modo de esquivar la estructura convencional... y con todo, la mayor parte de ellos me han resultado insípidos e interesantes por igual.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«Plumas» - 6. No me impresiona. La historia insinúa más de lo que dice, como (en teoría) debe ser, pero no es para mí.
«La casa de Chef» - 7. Este me ha gustado; logra transmitirme la angustia de los protagonistas.
«Conservación» - 6. Aunque no me entusiasme, no está mal; eso sí: se acaba y sigo esperando más.
«El compartimiento» - 6. Me gusta cómo narra que el hombre pase de la esperanza de arreglar las cosas con su hijo al deseo de no verlo, y es entretenido lo del tren. Lo malo es lo de siempre: no me dice nada nuevo ni resulta especial.
«Parece una tontería» - 7. El mejor de momento. Es emocionante, trata bien los estados de ánimo y solo me decepcionan un poco la forma y ese final abrupto.
«Vitaminas» - 5. Lo que se cuenta de la vida del protagonista no me interesa más allá del cotilleo (principalmente por el tono aséptico del escritor), lo que no se cuenta, tampoco, y su desenlace, que intenta darle profundidad y dramatismo, lo veo fallido. Al menos entretiene, y hasta daría para un corto de los Cohen.
«Cuidado» - 4. Drama con final truncado sobre un alcohólico a quien abandona su mujer y, cuando le hace una visita en su nueva vivienda, le ayuda a quitarse un tapón de cera de un oído. Sin llegar a ser aburrido, me es indiferente aun siendo consciente de sus implicaciones.
«Desde donde llamo» - 6. También de alcohólicos. Con más miga que el anterior.
«El tren» - 4. Para amantes de las sutilezas, supongo. Por lo menos es breve.
«Fiebre» - 6. Ameno relato sobre el dolor tras una ruptura amorosa.
«La brida» - 7. Otro drama cotidinano que me gusta. Es curioso, tiene sentido y un desenlace decente.
«Catedral» - 6. A pesar de parecer de los mejores al principio, va decayendo y el misticismo sobre la ceguera no me va mucho.