Yo, robot



  • Leído en: 2007, 2015.
  • Título original: I, Robot.
  • Escritor: Isaac Asimov.
  • Género: Ciencia ficción.
  • Año de publicación: 1950.
  • Sinopsis: Obra visionaria que tendría una influencia enorme no solo en toda la ciencia-ficción posterior, sino incluso en la propia ciencia de la robótica. Aquí formuló Isaac Asimov por primera vez las tres leyes fundamentales de la robótica, de las que se valdría para plantear interrogantes que se adentran en el campo de la ética: ¿qué diferencia hay entre un robot inteligente y un ser humano?, ¿puede el creador de un robot predecir su comportamiento?, ¿debe la lógica determinar lo que es mejor para la humanidad? A través de una serie de historias conectadas entre sí por el personaje de la robopsicóloga Susan Calvin, en las que aparecen todo tipo de máquinas inteligentes —robots que leen el pensamiento, robots que se vuelven locos, robots con sentido del humor o robots políticos—, los robots, cada vez más perfectos, llegan a convertirse en un desafío para sus creadores.


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    Colección de relatos con un estilo bastante simple y muy inocentes en cuanto al contexto de las historias y a las consecuencias que lo que se narra puede tener en el resto del universo, al estilo de cuentos para niños; será una muestra de la ingenuidad y el optimismo característicos de la «edad de oro» de la ciencia ficción... aunque por suerte no aparecen el héroe y el malo en una aventurilla típica, sino que son enredos de «robopsicología» con algo de humor y de crítica; como juegos de lógica con las Leyes de la Robótica y donde lo importante es el problema y su resolución. Los personajes son secundarios, igual que las relaciones entre ellos, y no se desarrolla mucho el trasfondo de los relatos. En general me han resultado interesantes (la segunda vez un poco más que la primera) sin ser la supuesta maravilla que dicen; lo mismo la traducción los empeora un poco, porque es muy mejorable en mi edición.


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    [No sigas si no has leído el libro:
    a partir de aquí desvelo el argumento]

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  • «Robbie» - 4. Regular, con un humor pasado de moda sobre maridos y mujeres y bastante simple. No se hace pesado, pero no cuenta nada del otro mundo.

  • «Sentido giratorio» - 6. Mucho mejor. El argumento está bien; la forma, no tanto, y hay cosas que no me han gustado, como por ejemplo las explicaciones excesivas sobre las Leyes de la Robótica. La traducción no cambia, claro: una mierda («el buen viejo monóxido de carbono»... dios santo).

  • «Razón» - 7. El Asimov era un cachondo. En las otras dos historias no me lo parecía; en esta tiene más gracia y gana bastante sin tomárselo en serio buscando un relato profundo y perfecto. Muy bueno lo del robot profeta y su culto. No me acaba de convencer del todo sin embargo la explicación del comportamiento del robot según las tres Leyes, ya que si no cree ni en la existencia de la Tierra, no veo que actúe la Primera Ley... El primer cuento del libro donde paso por alto los defectos y disfruto de verdad leyéndolo.

  • «Atrápame esta liebre» - 6. Entretenido. El final no lo veía muy logrado, pero pensando en él me di cuenta de que no está mal (destruye uno de los seis robots ayudantes y así «disminuye la iniciativa» del robot y este deja de hacer chorradas... algo así).

  • «¡Embustero!» - 7. Mi problema con estos relatos es que los prefiero más coherentes y con un trasfondo más moderno. Este me parece bueno aun así, y mezcla la Primera Ley de la Robótica con psicología de una forma curiosa. Lo malo: no me trago que Susan Calvin haga esas estupideces por amor y la «muerte» del robot es un poco chorras... cosillas así me sacan un poco de la historia. De todos modos, es de los mejores.

  • «El robot perdido» - 6. Buena historia. Como siempre, un acertijo para resolver con las Leyes de la Robótica de por medio y los personajes como excusa, y queda bien. Falla un poco lo habitual.

  • «¡La fuga!» - 6. ¿Por qué no podría el Cerebro dar una respuesta que implique la muerte de seres humanos? Asimov hace un poco de trampa al decir que entra en conflicto con la Primera Ley: una cosa es hablar, y otra, hacer. Tampoco es muy creíble que no sepan nada de la nave que hace el Cerebro a pesar de fabricarla unos robots delante de sus narices porque es de una tecnología nueva... a ver, «me lo creo» y sigo leyendo, pero esas licencias no me convencen cuando son así de simples. Dejando eso de lado, el relato no aburre y tiene su gracia.

  • «La prueba» - 6. Ameno e ingenuo (como la mayoría).

  • «El conflicto evitable» - 7. Peca de lo de siempre, pero me ha parecido muy curioso lo de las Máquinas dirigiendo a la humanidad hacia no se sabe dónde y sin poder ignorarlas. La Primera Ley ahora afecta a la Humanidad; es un cambio interesante.