El imperio final
~~~
Buena novela de fantasía épica que me ha dejado una sensación ambivalente. Sigue la corriente de los libros del género, y por lo tanto hay un conflicto entre el Bien y el Mal, un humilde personaje elegido sin saberlo, un mentor poderoso y con carisma, variados compañeros de viaje y un mundo mágico semifeudal donde se desarrolla una trama sencilla. Como contrapunto a los tópicos, la ambientación es resultona, hay elementos de épocas distintas a la medieval y los personajes hablan de forma moderna en lugar de arcaizante.
Y precisamente el lenguaje es de lo que menos me ha convencido, no por moderno sino por simple. Junto con diálogos artificiales y un poco repetitivos, explicaciones casi al margen de la narración y una cierta falta de coherencia en las consecuencias de los actos de los protagonistas, hace que casi parezca una novela para adolescentes. Por suerte, esto mejora ligeramente en los siguientes libros de la (cómo no) trilogía. Y hablando de lo malo, el hacer hincapié en las religiones considerándolas algo útil en lugar de simplemente utilizarlas o, mejor, criticarlas un poquito no me hace especial ilusión...
Pero bueno, aparte de lo anterior, el libro es entretenido, los personajes cumplen y tiene dos puntos fuertes: las escenas moviditas, muy bien contadas con un estilo bastante ágil y a la vez detallado (muy «de cine»), y la alomancia, como llaman a la magia, resulta original y da mucho juego. Además, el escritor tiene el acierto de no seguir la trama del «emperador de todas las cosas» al pie de la letra y darle algo de vidilla al asunto. Ah, y la parte final es muy buena, con luchas de las que describe con destreza y bastante intriga. No será literatura juvenil, pero si la hubiera leído de joven, me habría encantado.
Y precisamente el lenguaje es de lo que menos me ha convencido, no por moderno sino por simple. Junto con diálogos artificiales y un poco repetitivos, explicaciones casi al margen de la narración y una cierta falta de coherencia en las consecuencias de los actos de los protagonistas, hace que casi parezca una novela para adolescentes. Por suerte, esto mejora ligeramente en los siguientes libros de la (cómo no) trilogía. Y hablando de lo malo, el hacer hincapié en las religiones considerándolas algo útil en lugar de simplemente utilizarlas o, mejor, criticarlas un poquito no me hace especial ilusión...
Pero bueno, aparte de lo anterior, el libro es entretenido, los personajes cumplen y tiene dos puntos fuertes: las escenas moviditas, muy bien contadas con un estilo bastante ágil y a la vez detallado (muy «de cine»), y la alomancia, como llaman a la magia, resulta original y da mucho juego. Además, el escritor tiene el acierto de no seguir la trama del «emperador de todas las cosas» al pie de la letra y darle algo de vidilla al asunto. Ah, y la parte final es muy buena, con luchas de las que describe con destreza y bastante intriga. No será literatura juvenil, pero si la hubiera leído de joven, me habría encantado.