Leído en: 2021.
Escritor: H.P. Lovecraft.
Género: Terror, fantasía, ciencia ficción.
Año de publicación: 2005 (obras: entre 1905 y 1926).
Sinopsis: Este primer volumen de la narrativa completa de H.P. Lovecraft abarca su producción literaria de entre 1905 y 1926. Influido desde sus comienzos por Edgar Allan Poe, en relatos como La tumba, El extraño o Aire frío, entre 1917 y 1921 escribió casi una veintena de relatos oníricos inspirados en otro de sus grandes maestros: Lord Dunsany. Cuentos de este periodo son Dagón, Polaris, La ciudad sin nombre o La búsqueda en sueños de la ignota Kadath. Asimismo, en esta primera etapa de su carrera vio la luz La llamada de Cthulhu (1926), pieza básica y fundacional de los Mitos de Cthulhu, subgénero lovecraftiano que cuenta con ilustres precursores, como Arthur Machen o Algernon Blackwood, así como numerosos continuadores, especialmente los escritores que integran el llamado «Círculo de Lovecraft».
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Entre los textos de ficción de Lovecraft, uno de mis escritores de miedo de cabecera, destacan dos grupos: «Los Mitos de Cthulhu», con su horror cósmico y seres prehumanos, mi predilecto, y el «Ciclo onírico», donde priman los sueños y la fantasía descriptiva, no tan de mi agrado. Además, hay una etapa anterior casi gótica y varias salidas de tono y cuentos inclasificables o que no entran por completo en una de esas categorías. En todos los casos se encuentran ejemplos discretos y satisfactorios, pero para mí es solo en los Mitos donde llega a sobresalir y a ser de veras original y eficaz. Muchos le conceden haber sido muy influyente para autores y corrientes posteriores y le tienen por ello en consideración sin darle excesiva importancia a sus escritos; no es mi caso, por supuesto.
Con este libro he podido contemplar la evolución de su estilo desde sus inicios y los diversos temas que trata, y se agradecen tanto la presentación como muchas de las notas (no tanto la posición de estas al final, donde prefiero el índice, en lugar de a pie de página: resulta incómodo, sobre todo en un tomo tan voluminoso; y algunas terminan distrayendo de la lectura). Recoge cincuenta y cinco obras, todas breves excepto una novela corta. El orden cronológico ayuda en esa especie de estudio, y también me dio esperanzas (fundadas) de mejora del asunto según iba leyendo, porque hay mucha paja en el primer tercio (en realidad nunca cesa). Al lado de
Edgar Allan Poe, uno de sus
maestros y tal vez mi escritor predilecto en este género, la calidad media es baja, por lo menos comparado con
la primera parte de los Cuentos de este, que es donde están los de terror. Veremos si
el segundo volumen de estas narraciones completas es más consistente al incluir solo textos de su madurez... y si Poe mantiene el nivel en
el que me resta por leer. De momento, es verdad que cuando Lovecraft se pone serio los resultados son notables («Dagón») e incluso magníficos («La llamada de Cthulhu», «La música de Erich Zann»), y muchos otros relatos tienen su interés, pero hay numerosos ejemplos de historias intrascendentes y fallidas. Y para colmo, a veces asoman el racismo o la xenofobia y dan la puntilla a alguna narración o la afean bastante. «Eran otros tiempos», «la mentalidad de la época», «no se puede juzgar el pasado con la moral actual»... Si bien en ocasiones pueden aplicarse esas frases, en otras no hay por dónde coger lo que nos intenta colar, y encima te deja la mosca detrás de la oreja para las siguientes lecturas.
En definitiva, a pesar de haber resultado más flojo de lo esperado (quizá por ser tan completo) y dejar entrever que el autor era un mal bicho, lo veo imprescindible para los devotos (y de ahí mi nota, ligeramente optimista), aunque nada recomendable si únicamente se quiere disfrutar de la flor y nata de las obras del de Providence.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«La botellita de cristal», «La cueva secreta o la aventura de John Lees», «El misterio del cementerio o "La venganza de un hombre muerto"» y «El buque misterioso» son relatos de cuando era un guaje y se leen con curiosidad porque son suyos; poco más ofrecen.
«La bestia de la cueva» - 5. No tiene sentido que sea «¡¡¡un HOMBRE!!!», pero el relato no está mal y se nota mucho más trabajado que los anteriores.
«El alquimista» - 5. Y este, igualmente juvenil, más aún. Muy típico y con un final descafeinado e insistente, eso sí.
«La tumba» - 7. El primero de su etapa adulta, tras nueve años sin escribir ninguno, tiene un aire gótico y juega con la locura y los sueños frente a la realidad con buen resultado.
«Dagón» - 8. Este es puro Lovecraft, terror cósmico por fin, breve y sin adornos. No me explico por qué persiguen al protagonista y es menos profundo que otros posteriores, pero el hermano pequeño de «La llamada de Cthulhu» destaca del resto de esta parte de la colección.
«Una semblanza del doctor Johnson» - 3. El narrador es antinaturalmente anciano y por eso escribe de forma anticuada; ese chiste fantástico sobre el estilo del propio Lovecraft es lo único salvable aquí, al menos para quien, como yo, no conoce a Sam Johnson.
«La dulce Ermengarde o el corazón de una muchacha campesina» - 3. Lovecraft, la parodia no es lo tuyo... Dale a los Primigenios y déjate de gaitas.
«Polaris» - 6. Suena a conocido; la confusión del sueño con la realidad no queda mal.
«Al otro lado de la barrera del sueño» - 5. Los pobres del campo son tontos y tú un ser superior, vale, sí, lo pillo. Aparte del sermón, un exceso de explicaciones (común a varias de sus primeras obras por lo visto) rompe el misterio cósmico y onírico, y tampoco me convence esa nova vista desde la Tierra tan poco tiempo después... ¿viajaba la luz por el mundo de los sueños?
«Memoria» - 5. Brevísimo cuento que recuerda al Poe «místico» y ni molesta ni deslumbra mínimamente.
«El viejo Bugs» - 4. Di «no» a las drogas... o el viejo Bugs te dará pa'l pelo.
«La transición de Juan Romero» - 5. Parece un esquema de sus historias famosas, sin la fuerza de estas.
«La nave blanca» - 6. Mucha descripción y poca sustancia en esta imitación de Lord Dunsany; el final la salva de la quema.
«La maldición que cayó sobre Sarnath» - 5. De nuevo, multitud de detalles exóticos inventados y una trama morosa y vaga. No me llaman la atención las dunsaniadas.
«El testimonio de Randolph Carter» - 7. Vuelta al terror clásico y mejora notable. Algunos tópicos y esos adjetivos negativos a mansalva no quitan que dé cosilla si se lee con el ánimo adecuado.
«El viejo terrible» - 5. Todo es superficial: los poderes ocultos del anciano y qué les pasa a los delincuentes (los tres son extranjeros, cómo no). Me habrían gustado más insinuaciones, o más sólidas, de sus tejemanejes, como esas botellas con las que habla y que se desaprovechan totalmente.
«El árbol» - 6. Entretenida imitación de leyendas griegas, ligeramente forzada.
«Los gatos de Ulthar» - 6. Una pena, porque con un tono más oscuro y varios adjetivos de los suyos por ahí rondando sería de los buenos.
«El templo» - 5. El argumento tiene mucho potencial y Lovecraft lo echa por la borda estirándolo, soltando incoherencias y usando una caricatura de soldado alemán como protagonista (más pesado que una vaca en brazos el tío con lo germánico, y de una frialdad y soberbia absurdas). Igual es un intento de comedia y no lo pillo... o el humor es malo, como en aquel de antes. Si lo recuerdo a mi modo y olvido todas las chorradas, está bastante bien; da para una peli.
«Hechos acontecidos al difunto Arthur Jermyn y a su familia» - 5. Se ve venir, y no es para pegarse fuego a sí mismo descubrir que tu tatarabuela era una «simio blanca» (si hubiera sido negra quemaba el continente entero, ¿eh, Lovi?).
«La Calle» - 2. Pfff... Vaya puta mierda.
«Celephaïs» - 7. Este del «Ciclo onírico» tiene, además de los habituales detalles fantásticos de bellísimos paisajes y ciudades de bronce y piedra y demás (esta vez conseguidos), una trama realista y siniestra: quizá Celephaïs exista... al menos en la mente de su creador muerto mientras se entregaba a ella.
«Del más allá» - 7. Buena ciencia ficción esotérica a la que le falta rotundidad y un poco de fluidez, quizá por ese estilo rígido. La revelación de la coexistencia con nuestro mundo de otros llenos de seres horripilantes funciona de maravilla.
«Nyarlathotep» - 6. Extraño y con imágenes sugerentes. No me termina de convencer el que le dejen dar vueltas por ahí sembrando el caos ni algunas minucias. Una clara influencia, me parece, para Ligotti.
«La lámina de la casa» - 6. Lo recordaba peor y lo cierto es que tiene algo de intriga, Arkham y el Miskatonic; el desenlace es un poco tonto.
«Ex oblivione» - 5. De temática similar a «Celephaïs» aunque más corto y también banal.
«La ciudad sin nombre» - 6. Tan predecible y con tantas pistas que te entran ganas de avisar al protagonista a gritos o darle un bofetón, entretiene pese a varias incongruencias y se cita el famoso pareado de Metallica del árabe loco, al cual sí se nombra.
«La búsqueda de Iranon» - 5. No va a ningún sitio, y si bien da menos la brasa que otros parecidos, me estoy cansando de sueñecitos descriptivos.
«La ciénaga-luna» - 5. Entre los desvanecimientos del narrador, el convencerse a sí mismo de que lo ha soñado cuando sabe que no, la falta de un ambiente especial y una maldición con momentos tan chorras como las ranas con un croar imposible o el paseíto a la luna, me entra el sueño (real y sin flautas, espero).
«El extraño» - 6. Algo de razón tenía el autor: un remedo poesco no muy logrado; si se le perdonan la previsibilidad y un par de cosillas, se deja leer.
«Los otros dioses» - 5. Torpe recreación mitológica.
«La música de Erich Zann» - 9. Uno de mis favoritos; me encantan los misterios a medio explicar y el clímax último. Seguro que Zann es una encarnación de Robert Fripp.
«Herbert West, reanimador» - 6. Una versión facilona y exagerada del Dr. Frankenstein hace experimentos para reanimar a los muertos al margen de la ley y en seis entregas, todas entretenidillas excepto la tercera, que parece escrita por un mongolo del ku klux klan. Las dos últimas son una locura y en ellas, creo, se basa la película, la cual aún recuerdo.
«Hipno» - 7. Paso un poco por alto la escritura confusa porque me gusta el argumento y la ambigüedad del desenlace en relación con su amigo, que es hasta metaficcional: ¿lo tuvo o está loco?, ¿es un homenaje a Poe por parte del escritor a través del protagonista y acaba en forma de estatua porque lo admiraba y no pudo conocerlo? La canción de In Flames es mejor, eso sí.
«Lo que trae la Luna» - 5. Descripciones y más descripciones con un inicio prometedor y sin ninguna meta.
«Azathoth» - 6. En esta ocasión sí tiene un destino... perseguido sin excesiva decisión.
«El sabueso» - 6. Correcto, aunque con demasiados adjetivos y una conclusión peliculera.
«El miedo que acecha» - 7. Se va un poco por las ramas y es algo disperso. La atmósfera y la tensión compensan las carencias.
«Las ratas de las paredes» - 8. Narrativamente es uno de los mejores, y solo me disgustan una ligera falta de intensidad y racistadas como el nombre del gato.
«Lo innominable» - 6. Dependiendo de cómo te lo tomes es entretenido o una tontería. Carter reconoce con bastante acierto algunos hábitos de escritura de Lovecraft...
«El ceremonial» - 6. La atmósfera, la descripción de la ciudad y de sus habitantes, la tensión creciente y un par de imágenes poderosas deberían bastarme, pero no puedo dejar pasar lo descuidado del hilo principal ni esos calificativos usados como por obligación... quizá lo aprecie mejor en otra ocasión.
«La casa evitada» - 7. Aquí cambia la mítica originalidad del anterior por un ritmo acertado, mayor desarrollo y una trama más trabajada con una pizca de ciencia ficción, y consigue una muestra respetable del género de casas encantadas.
«El horror de Red Hook» - 5. Malvados inmigrantes morenos, asiáticos, kurdos, sirios, españoles, italianos y otros mil blasfemos servidores del Maligno corrompen a los pobres ciudadanos blancos, arios y vikingos de ojos azules a ritmo de free jazz, juntándose en un número cada vez mayor ante la pasividad de la policía y haciendo unas raves de lo más bestia e inmoral. Si se es capaz de pasar de puntillas sobre esto (difícil asunto), tiene su atractivo. A propósito, su versión moderna y antirracista no me pareció superior salvo en las intenciones.
«Él» - 5. Esta vez los extranjeros materialistas achaparrados echan a perder Nueva York y el protagonista extraña a los buenos mozos de antaño que mataron a los rencorosos indios y vivieron en tiempos increíbles y perfectos y supongo que también endogámicos en cierta medida. No hay tanto racismo como en Red Hook, pero la historia es bastante peor excepto por la criatura que se lleva al malo.
«En la cripta» - 7. Corto, preciso y sin excesos, es un cuento notable de terror macabro con sorpresa final, pero de Lovecraft espero algo más... lovecraftiano.
«El descendiente» - 4. El comienzo de un relato inacabado; nada destacable.
«Aire frío» - 6. No me convence cómo termina, pues intenta sorprender y ha dado demasiadas pistas, pero el resto funciona por la atmósfera y el ritmo. Ah, y qué manía los personajes con quemar papeles, no hablar de ciertas cosas, ocultar misterios por supuestamente cuidar la cordura de la humanidad y demás actitudes pusilánimes...
«La llamada de Cthulhu» - 9. Algo hay de esconder hechos, y de mestizos malos y buenas familias, y ese final regulero en comparación con el resto, pero el cuento tiene miga, más de lo común en este tipo de historias, y va acumulando tensión de forma impecable según desvela el misterio. Otro de mis preferidos.
«El modelo de Pickman» - 8. La primera vez me impresionó más, puede que porque destacara entre otros o quizá ignoré lo previsible del desenlace y las reacciones exageradas del protagonista por la lograda ambientación y escritura; hoy no me siento tan magnánimo, y aun así me parece muy bueno.
«La extraña casa elevada entre la niebla» - 6. Aquí Lovecraft juega con sus creaciones, más del lado onírico, y no sale mal parado.
«La búsqueda en sueños de la ignota Kadath» - 4. Más que sueños, pesadillas de aburrimiento me provoca el Randolph Carter este. Sí, mucha imaginación y tal, pero una novela entera, por mucho que sea corta, de ir de acá para allá aleatoriamente, con continuas y grandilocuentes descripciones de todo tipo de cosas (ciudades, montes, criaturas, barcos, dioses...) que luego no tienen una importancia en la trama proporcional a sus detalles, y siendo estos tan repetitivos, cansa bastante (la última parte por el aire está bien, pero llega tarde después de tanto sinsentido). Hay muchos horrores (por ejemplo, monstruos voladores que hacen cosquillas [¡uuuh!] o gatos que te estrechan la mano de modo solemne [pfff...]), pero mi temor absoluto es leer «cottages» de nuevo.
«La llave de plata» - 5. Continuación o prefacio temáticos de la historia precedente, la prefiero ya solo por la brevedad, si bien no tiene ni sus ridiculeces ni sus escasos momentos de maravilla.