La creación de Gabriel Davenport
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Comienza como una buena película setentera de terror sobrenatural trasladada al papel y pronto se transforma en una entretenida mezcla de misterio y fantasía oscura juvenil con, para mí, demasiadas casualidades y sorpresas, incongruencias y unos personajes bastante planos y a ratos estúpidos. La escritora sabe crear tensión y, salvo un bache a medio camino, es una lectura rápida y no excesivamente frustrante si se tiene el ánimo adecuado.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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No nos separemos que es peligroso, pero voy al baño, a la cocina, arriba, abajo o afuera yo solito, ¡ahora vuelvo! Soy el más listo, podría ser rico solo dando conferencias, estudio lo paranormal desde hace tiempo y visto como un Lord; en cuanto hay problemas, eso sí, soy de tanta utilidad como un flotador de plomo. Pues yo soy la más rebelde e inquieta y no me callo, ¿eh?, y si me apetece quemar una casa, tirar el móvil por la ventana del coche o conducir a toda hostia por la carretera y atravesar sitios intransitables, lo hago, ¿eh?, ¿qué pasa? A mí me gusta Gabriel y me voy a hacer una paja pensando en él ahí bien cerca del demonio con una excusa buenísima para que los demás no sospechen. Yo serr fanpirro ex machina que fifirr aquí cerrca y llefarrme a Gafrriel parra segunda parrte. Yooooo..., ¡ejem!, yo soy Disco Stu, y en el más allá me han chivado que al malo se le puede asustar con unas cosas que... ¡mira, se lo voy a contar a la chiquilla esta que no conozco de nada! A la edad a la que otros chicos leen Harry Potter yo me aprendí de memoria el Unaussprechlichen Kulten y varias enciclopedias; ahora soy el típico adolescente que no sabe ni hacerse la cama. Y yo tengo un tractor amarillo 4x4 al que llamo «chica», y odio a la descarada esa de la Olivia, pero ahora me recuerda a mi Betty y ya no, así que dame un abrazo. ¡Uuuh!, cuidao conmigo, soy el grandísimo superdemonio supremo metido en una caja que no ha abierto nadie en cientos de años (ni el vendedor de la tienda y ni siquiera quien la compra, fíjate); ahora que estoy libre he decidido ir a por Gabriel en vez de poseer a otro joven que no esté alerta ni rodeado de gente que cree en estas cosas, porque qué más da y si no a ver qué hacemos con el argumento; también voy a esperar hasta el amanecer para que se piren los vampiros y... bah, pa' qué, Obi-Wan, ¡yo ataco yaaa!
¡Ela, me he hecho pis!
¡Ela, me he hecho pis!