Leído en: Entre 2020 y 2021.
Escritor: VV.AA.
Género: Terror.
Año de publicación: 2021.
Sinopsis: «Marzo de 2020. Gobiernos de medio mundo decretan el estado de alarma ante la propagación incontrolada de un virus desconocido de origen chino y ordenan el confinamiento inmediato de toda la población.» No, esto no es la sinopsis de una película distópica más. Esto sucedió realmente y lo sufrimos en nuestras propias carnes. Cientos de miles de muertos y hospitales atestados por todo el mundo: la incertidumbre nos invadió. En aquellos momentos de miedo y zozobra, Valdemar tomó la decisión de ofrecer en facebook un relato diario con el fin de distraer a los lectores de sus preocupaciones durante el encierro forzoso. Este es el origen de la presente antología, 23 historias relacionadas de un modo u otro con la situación vivida, en un intento de conjurar nuestros temores con la ficción. El lector encontrará entre sus páginas relatos sobre antiguas pandemias, como «El sótano de la peste», de Stevenson, y «La máscara de la muerte roja», de Poe, o sobre guetos ocasionados por pandemias futuristas, como «Inercia», de Nancy Kress, o sobre terribles enfermedades contagiosas, como «Una voz en la noche», de Hodgson, e incluso sobre el abandono de las residencias de mayores, como en el relato de Emilio Bueso «La próxima vez que se desate la tormenta del infinito sobre nosotros».
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El único libro que he leído antes de su publicación. Con algún relato aproveché y me puse con el ejemplar de donde lo cogieron o me coincidió su lectura con la de una antología en la que aparecía. Le han cambiado el nombre por ese «Estado de alarma»; yo respeto a los clásicos y dejo el original, por supuesto.
En cuanto al contenido, hay de todo, como siempre cuando se elige. Mis relatos preferidos: los de
Hodgson,
Clive Barker,
Clark Ashton Smith (el del gusano: el mejor de entre los suyos) y
Lovecraft (en solitario, aunque la colaboración también es buena).
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«El Fin del Mundo tal como lo conocemos», de Dale Bailey - 6. Tibia y entretenida desmitificación de los distintos tipos de historias sobre el fin del mundo.
«Dios salve a la Reina», de John Skipp y Marc Levinthal - 6. Irreverente y exagerado, a ratos intriga y a ratos casi da vergüenza ajena.
«La última prueba», de Adolphe de Castro y H.P. Lovecraft - 7. Bien escrito y con una trama interesante, roza los Mitos con unas atropelladas menciones a varios Primordiales y libros ocultos. Termina por hacerse un poco largo, y el malo, muy poderoso y antiguo, se deja matar como un principiante, pero en general me ha gustado.
«Una voz en la noche», de William Hope Hodgson - 8. Más horrores marinos (en puridad, fúngicos) de este hombre, muerto en la Primera Guerra Mundial, y de nuevo me atraen. Hay imaginación, un estilo clásico de aventuras con un poso de oralidad y unos personajes totalmente creíbles a diferencia de los algo acartonados de otras obras suyas (y en esta se nota la influencia que tuvo en Lovecraft).
«La Isla de los Torturadores», de Clark Ashton Smith - 7. Me ha recordado a Kalpa imperial como fábula fantástica en un mundo singular, sin tanto rollo aunque también más simple. El final resulta predecible, y adecuado, y es un poco azaroso todo el asunto.
«El bacilo robado», de H.G. Wells - 6. Normalito, algo anticuado. No está mal la confusión.
«Dulce hierba», de Henry S. Whitehead - 5. Nada especial aparte de la ambientación.
«La máscara de la Muerte Roja», de Edgar Allan Poe - 6. Destacan la atmósfera (las salas con vidrieras de colores, el reloj de ébano que detiene la fiesta cuando suena...) y cómo está escrito, pero le falta intensidad y me sigue dejando indiferente el desenlace, muy simple para una historia tan pausada y donde la Muerte Roja resulta un poco teatrera. Aunque se le pueden buscar significados (¿metáfora de lo ineficaz del dinero y la abundancia frente al destino último?, ¿castigo divino a la soberbia o la crueldad?, ¿venganza post mortem de un súbdito abandonado?, ¿a todo cerdo le llega su San Martín?), como cuento de miedo no me impresiona.
«El sótano de la plaga», de Robert Louis Stevenson - 6. Lo mejor es cómo está contado; la trama es corriente y no me atrae demasiado.
«La plaga de los muertos vivientes», de A. Hyatt Verrill - 6. Demasiado científico en la forma, ingenuo y con un final de risa, también es entretenido y sí tiene pasajes parecidos a algunos de la película La noche de los muertos vivientes.
«La próxima vez que se desate la tormenta del infinito sobre nosotros», de Emilio Bueso - 5. No me ha gustado demasiado la forma (comparaciones chorras, efectismo, algunas palabras rebuscadas en un estilo simple) y la trama me parece vacía al terminar con ese giro que, por lo menos, tiene algo de fuerza. Por suerte, es ameno y también corto.
«La vida de la Muerte», de Clive Barker - 8. Absorbente y bien escrito; lástima de final descafeinado...
«Los guantes de goma», de Horacio Quiroga - 6. Muy breve, directo, típico del escritor.
«El gigante invisible», de Bram Stoker - 4. Moralina para guajes, cursi y por momentos absurda.
«El sonido de las palabras», de Octavia E. Butler - 7. Un virus que vuelve a la gente de derechas subnormal me parece un argumento curioso, y aquí se le saca partido. Perder el lenguaje sería algo horrible, sobre todo si eres consciente de ello. Como en un libro suyo que me leí hace tiempo, la escritora incluye temas profundos en una trama típica de ciencia ficción que me resulta más interesante que conmovedora.
«La llegada del gusano blanco», de Clark Ashton Smith - 8. Buena fábula; aquí sí le funciona el truco al Clark.
«El color del espacio exterior», de H.P. Lovecraft - 9. De los más logrados del autor. Me encanta la atmósfera, y las descripciones del meteorito y sus rarezas no suenan a chiste como en otras ocasiones. El terror de los espacios entre las estrellas viene de visita y le sienta bien ser ajeno a la humanidad en lugar de mítico y estar contado como testimonio doble.
«El barco de grano», de Morgan Robertson - 6. Entretiene a pesar de su falta de misterio y un tono desapasionado. Me ha recordado a la cita de Drácula (se supone) de la carta del Magic: «¡Ratas, ratas, ratas! Cientos, miles, millones de ellas, y cada una de ellas es una vida».
«Los místicos de Muelenburg», de Thomas Ligotti - 5. Nada, no me convence el Ligotti. A pesar de su premisa y sus ideas sugerentes, no me creo ni la mitad de lo que cuenta, y el argumento lovecraftiano lo manejan mucho mejor otros, entre ellos el que lo inventó.
«Al otro lado de la montaña», de Michel Bernanos - 7. Merece la pena por el cambio de tercio a la mitad, las imágenes de algunos pasajes, ese implacable infierno minerovegetal y un toque a cuento antiguo que le sienta bien, y es entretenido. El resto es corriente (estilo, personajes, trama) y hay cosas poco creíbles o exageradillas a cada momento, pero se aceptan sin esfuerzo. Vi que uno pensaba que la montaña podría ser Dios moribundo y es una buena tesis, la verdad...
«Hans Weinland el cabalista», de Erckmann-Chatrian - 5. Confuso, poco coherente y con palabrería metafísica para dar ambiente.
«Grillos», de Richard Matheson - 6. Es difícil tomárselo en serio (¿grillos asesinos en comunicación con los muertos?) y la estructura es muy típica (personaje amenazado avisa a los protagonistas; no le creen; muere; ellos van a ser los siguientes), pero está bien narrado y encima es cortito.
«El Horla (primera versión)», de Guy de Maupassant - 6. La idea es cautivadora, y algunos pasajes, lo mismo. No obstante, no me transmite la ansiedad del protagonista ni me termina de convencer la historia, no sé si por el aire tan «científico» o por (creo) un cierto descuido en la redacción, como repeticiones de palabras (¿la traducción o el escritor?), o por varias situaciones, teorías y deducciones muy inocentes hoy en día. De joven me leí la otra versión y tampoco me impresionó... veremos en una segunda lectura cuando me ponga con su antología de Valdemar.
«El Horla (segunda versión)», de Guy de Maupassant - 7. Narrada como un diario en lugar de contada a los médicos, la historia gana enteros, es menos fría, más emocionante y creíble.
«La historia de la vieja casa Konnor», de E. & H. Heron - 6. Una de detectives de lo extraño con algún detalle curioso y más bien corriente.
«La zona ponzoñosa», de Arthur Conan Doyle - 5. Frío y con unos protagonistas sin carisma ni profundidad, ideas arcaicas de «razas retrasadas» y otras lindezas. Sin contar lo anticuado del éter, si el oxígeno ayuda contra el tóxico, el que resistan más los que están en las alturas no parece nada lógico.
«Inercia», de Nancy Kress - 7. La situación es creíble y está bien contada; quizá eche en falta algo de intensidad y me cueste aceptar ese remedio para las secuelas físicas y el uso que le quieren dar.