El monje
~~~
Un libro disperso, exagerado y divertido, salpicado de escenas grotescas y que mezcla el melodrama amoroso con la religión y otras fantasías. Me ha recordado a Melmoth, pero si aquel tenía una prosa magnífica y era una delicia leerlo a pesar de las digresiones místicas, este se hace un poco pesado no obstante la blasfemia y el atrevimiento. Y es que los momentos de morbo y depravación parecen a veces simples caprichos provocadores en una narración con un espíritu totalmente contrario, formal en exceso y llena de tópicos sin encanto (inocentes jovencitas suspirando, hombres protectores dándose golpes en el pecho), con personajes intercambiables y una estructura irregular, historias secundarias por encima de la principal y cierto abuso de presagios con la tediosa repetición de lo insinuado. Se agradecen la atmósfera lograda, el argumento monjil con sus sorpresas (algunas bastante bestias) y varias partes muy buenas que contrarrestan las más rutinarias, y sería un librazo si todo fuera de ese estilo y no resultara un tanto primerizo y teatral; aun así, merece la pena si se aborda con interés, bien en la propia novela, bien en en el género o en su historia.
~~~
[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
~~~
«Mira, no estaba esperándote cuando saliste porque me fui con la Monja Sangrienta pensando que eras tú». Sonaría muy convincente, sí señor... Por cierto: es uno de los mejores pasajes el de la leyenda (aunque no llegue a lo mágico), y además una muestra de cómo se va por las ramas (el de las cancioncitas, poesías y demás es una mejor). En su día se tendría la obra por escandalosa; hoy hace gracia (excepto a los meapilas). Hay sucesos durillos, eso sí (no me esperaba lo del guaje agusanado, por ejemplo), y el último tramo es una locura demoniaca con inspiración mitológica, entretenida y también muy «de serie B».