Leído en: 2020.
Escritor: VV.AA.
Género: Ciencia ficción, fantasía, terror, humor.
Año de publicación: 2012.
Sinopsis: Paisajes del Apocalipsis es un recorrido por diversos e inquietantes escenarios donde se ha producido una ruptura radical con la civilización tal y como la conocemos, ya sea debida a guerra nuclear, desastre ecológico o cataclismo cósmico. Así pues, las historias que forman la presente antología se centran no tanto en las causas que determinan el desastre como en imaginar el modo de supervivencia y de vida de una civilización colapsada, explorando qué cambios científicos, psicológicos, sociológicos y fisiológicos tendrán lugar tras el Apocalipsis. En algunos casos los supervivientes luchan por reconstruir la sociedad, en otros simplemente sobreviven rebuscando entre los escombros de ciudades despobladas y enfrentándose a mutantes y malhechores, pero en todos ellos el escenario, el paisaje donde acontece lo real, ha mutado a pesadilla para albergar otras formas de horror.
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Lo postapocalíptico no es lo mío por lo visto, pues de esta antología solo me ha entusiasmado un relato, «Gente de arena y escoria», si bien es cierto que me han gustado bastantes más y el resto se salva de la quema, excepto uno mongólico (mormónico) y otro con un descafeinado aroma a Mad Max. Entiendo que para la gente con una pasión definida (en este supuesto, el mundo después de irse al garete) sea un aliciente leer sobre ella y eleve la experiencia por encima de posibles defectos; en mi caso de ausencia de fijación, no ha sido así. De hecho, me ha aburrido tener siempre el mismo tema de fondo y he intercalado el libro con otros, de cuentos y también alguna novela, casi por necesidad además de por gusto. Tampoco ayuda que las mejores historias estén al principio (con algunos polizontes) y luego el nivel sea medio con algún repunte aislado. Y con esto no quiero decir que no merezca la pena leerlo, sino que no es extraordinario y se difrutará, como es habitual y parafraseando a Krahe, según el gusto de cada cual.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«El final del desastre», de Stephen King - 7. [Aunque encabeza el libro original, en la edición en castellano de Valdemar no aparece por líos de derechos de autor o algo así; yo me he ido a leerlo en otra antología más antigua y dejo aquí su reseña... puro «completismo»]. Por una parte, la trama hace aguas (el principio activo, la chorrada del volcán, el conseguir tanto dinero de golpe, la prisa del protagonista cuando podría haberlo escrito tranquilamente antes, el soso final «algernonizado», etc.) y los personajes son estereotipos (como de costumbre); por otra, tiene un ritmo tan medido y es tan absorbente que casi no te das cuenta de lo anterior y acabas deseando que no se termine, que se transforme en una novela y siga contando detalles de la vida de los hermanos... y es que, cuando está inspirado, el King sabe narrar muy bien y captar la atención del lector; lástima que descuide otras facetas.
«El sonido de las palabras», de Octavia E. Butler - 7. Un virus que vuelve a la gente de derechas subnormal me parece una premisa curiosa, y aquí se le saca partido. Perder el lenguaje sería algo horrible, sobre todo si eres consciente de ello. Como en un libro suyo que me leí hace tiempo, la escritora incluye temas profundos en una trama típica de ciencia ficción que me resulta más interesante que conmovedora.
«Chatarra», de Orson Scott Card - 4. Argumento absurdo, propiciado por la estupidez de los mormones, y protagonista de cartón piedra en una especie de prólogo de Las aventuras del niñato de los chistes sin gracia en el futuro distópico de la ropa interior mágica.
«Gente de arena y escoria», de Paolo Bacigalupi - 8. Notable relato con una interesante sociedad postapocalíptica, personas extrañas y reflexiones sobre la empatía, la humanidad y la tecnología. Me ha caído bien el que «pensaba que para poder ser humanos necesitábamos tener animales» (y para salir a la calle en el confinamiento, también).
«Pan y bombas», de M. Rickert - 5. Demasiado vago y con un desarrollo confuso.
«De cómo logramos entrar en la ciudad y salir de ella», de Jonathan Lethem - 6. Aventurilla sin más con algún pasaje logrado.
«Oscuros, oscuros eran los túneles», de George R.R. Martin - 7. Me atrae la parte más fantástica del Pueblo y sus ratas domesticadas, y la narración es buena. En cambio, la ciencia ficción de reminiscencias pulp con mutantes creados por la radiación atómica y unos selenitas de viaje... bah.
«Esperando al Zephyr», de Tobias S. Buckell - 5. Nada especial, ni el argumento ni los personajes ni la ambientación.
«Nunca desfallezcáis», de Jack McDevitt - 6. Si hubiera elegido a otro famoso en vez de a Winston, habría quedado mejor; por lo demás, entretiene y es coherente.
«Cuando los Admindesis gobernaron la Tierra», de Cory Doctorow - 6. Mucha jerga informática, alguna exageración y un estilo corriente, pero es realista y tiene su gracia.
«Las últimas formas-o», de James Van Pelt - 5. Muy normalito, de tono pretendidamente amable y sin novedad alguna.
«Naturaleza muerta con Apocalipsis», de Richard Kadrey - 5. Sigue la racha: pasable y cortito.
«Los ángeles de Artie», de Catherine Wells - 6. Cuento de inspiración arturiana que no termina de cuajar.
«El juicio pasó», de Jerry Oltion - 5. El tío se había vuelto creyente, pero tanto como para tragarse que el cielo cristiano está cerrado porque lo ha dicho la que casi muere por su culpa no sé yo... Por cierto: los agnósticos son unos acojonados hipócritas incapaces de llamar a las cosas por su nombre.
«Modo silencio», de Gene Wolfe - 6. La forma, bien; el contenido, enigmático y posiblemente alegórico de un modo rebuscado que no puedo ni quiero intentar descifrar.
«Inercia», de Nancy Kress - 7. La situación es creíble y está bien contada; quizá eche en falta algo de intensidad y me cueste aceptar ese remedio para las secuelas físicas y el uso que le quieren dar.
«Y el profundo mar azul», de Elizabeth Bear - 5. No lo pillo, y tanta flipadura con la moto se hace pesada.
«Asesinos», de Carol Emshwiller - 6. Un tanto desdibujado; el ambiente está conseguido.
«El circo ambulante de Ginny Caderasdulces», de Neal Barrett Jr. - 4. Para mí, exagerado; y la trama no es nada del otro mundo (y lo de los motoristas con las Harleys... pfff).
«El Fin del Mundo tal como lo conocemos», de Dale Bailey - 6. Tibia y entretenida desmitificación de los distintos tipos de historias sobre el fin del mundo.
«Una canción antes del ocaso», de David Grigg - 6. La destrucción secuencial del arte por los jóvenes vándalos es oportuna a más no poder, ¿eh?, pero la historia está bien.
«Episodio Siete: La última defensa contra la Jauría en el Reino de las Flores Púrpura», de John Langan - 7. Intrigante, ameno y con un argumento y una redacción extrañamente convincentes.