Leído en: 2020.
Escritor: Samanta Schweblin.
Género: Relato.
Año de publicación: 2009.
Sinopsis: Un hombre bajito que atiende la barra de un bar sabiendo que en el trastero algo insólito ocurre, unas mujeres vestidas de novia que confabulan en una carretera de noche, un trabajador honesto y loco que cava un pozo como queriendo hurgar las raíces de la tierra, la mirada extraviada de un niño que no recuerda el sabor del azúcar, un anciano que se deleita con juguetes y un perro que agoniza en el maletero de un coche intuyendo que su sacrificio será inútil… Este es el mundo de Samanta Schweblin, un territorio peculiar, hecho de esperas y preguntas, donde el lector tiene su parte en la resolución de los enigmas que plantea el cuento; un modo de describir la vida que a veces nos recuerda a Kafka y otras nos lleva a Flannery O’Connor, manteniendo siempre su propia identidad; un lugar donde la escritura, sobria y eficaz, está al servicio de las historias que cuenta, sin un adjetivo de más o un verbo de menos.
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Puede tener un deje al
Carver como afirman, sí, por esa apariencia «inacabada» de algunos relatos y su brevedad, pero en general estos me han gustado más que los
catedralicios de ese autor: me dicen algo, me intrigan, parecen menos un experimento aunque la escritora haga trampas con el desarrollo y omita información para crear un efecto de desorientación y extrañeza, lo cual consigue la mayoría de las veces y no resulta exagerado sino en ocasiones. Tiene facilidad para narrar y sugerir con pocas palabras, y los cuentos suelen desarrollarse en una atmósfera singular y ser inquietantes en su ambigüedad, si bien admito mi preferencia por
los de una compatriota suya también descubierta este año y más de mi cuerda.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«Irman» - 7. Hay tensión y el relato se vive a pesar de ser esquemático.
«Mujeres desesperadas» - 7. Está lograda la sensación de amenaza y me gusta el ambiente extraño, y también el desenlace.
«En la estepa» - 7. Especie de alegoría de los intentos de tener hijos de parejas con problemas de fertilidad y una manera chocante de conseguir las criaturas...
«Pájaros en la boca» - 7. Un poco más de humor en este, relaciones familiares y quizá menos intriga. «Come pájaros»... vaya con la hija.
«Perdiendo velocidad» - 6. Muy breve historia sobre el fin de la fama de dos circenses; gana en la memoria.
«Cabezas contra el asfalto» - 7. Una locura entretenida.
«Hacia la alegre civilización» - 7. Se le pueden dar muchas interpretaciones. Otra vez lo increíble se hace real.
«El cavador» - 8. Surrealista y de final contundente y enigmático, de momento el mejor junto con el segundo.
«La furia de las pestes» - 7. De nuevo extensión corta y con los sentidos que se le quieran buscar. ¿Son fantasmas? ¿Matarán al protagonista porque les trae el recuerdo de algo pasado que no quieren? Un ligotteo sutil y sin palabrería.
«Sueño de revolución» - 6. Se acentúa la rareza en esta trama sobre anhelos imposibles y rutinas.
«Matar a un perro» - 7. Bien llevado, conciso y con fuerza.
«La medida de las cosas» - 5. Este, en cambio, no tiene más encanto que lo raro.
«La verdad acerca del futuro» - 7. No hay futuro, ya lo decían los punkis.
«La pesada valija de Benavides» - 6. Un disparate contado como si fuera verdad, con sus aciertos y una leve impresión de artificio por lo excesivo del asunto.
«Conservas» - 5. Las incoherencias biológicas y médicas lo fastidian para mí. Si hubiera sido magia...
«Mi hermano Walter» - 6. Un poco de claridad postrera sí le falta; por lo demás, es cortito y me recuerda ligeramente a Los que se van de Omelas de Le Guin.
«Papá Noel duerme en casa» - 6. Rutinario, diría yo. Pierde fuelle según avanza.
«Bajo tierra» - 7. Pobrecillos los mineros.