Las estrellas, mi destino
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Algunas veces se termina un libro a toda máquina y deja un poso ínfimo (o aparece una sensación agridulce con el tiempo) a pesar de entretenerte y captar tu atención durante horas (surge un simple «me lo he pasado bien y poco más» o esos «ahora que lo pienso...»), y otras, menos numerosas, una lectura rápida lo es de una buena historia, como por ejemplo esta. También publicada como ¡Tigre, tigre! (y no solo en castellano: el original se tituló de ambas formas), es intrigante, describe un universo vívido y tiene sustancia. Le perdono unos personajes quizá no demasiado creíbles porque es pura diversión y, haciendo caso omiso de algunos arcaísmos, satisfactoria en todos los frentes. Un clásico de ciencia ficción aventurera que merece la pena.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Me encantan estos finales enigmáticos y esperanzadores... me recuerda en ese sentido a Luz; y, por el jaunteo sin control del protagonista al final, a Las sirenas de Titán, y, ya puestos, también a la serie de televisión «The Expanse» en cuanto a la situación política del Sistema Solar; supongo que una novela tan famosa debe haber influido a bastantes escritores... no me extraña.