La vuelta del torno
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Habitualmente traducida como Otra vuelta de tuerca, la novela tiene una atmósfera lograda, y la ambigüedad está medida y delineada perfectamente por el texto; además empieza de forma notable, intrigante, y el estilo no le sienta mal... aunque tampoco bien: las largas frases, abarrotadas de incisos —entre comas y rayas—, confunden —y llegan a molestar, en especial sobre la mitad, cuando la trama se atasca un poquillo—. No sabría decir si me ha gustado mucho o no tanto, y puedo afirmar una cosa u otra conforme piense en distintos aspectos del libro, pero en general ha sido agradable y no me ha dejado indiferente.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Lo mejor es ver, una vez terminado, cómo el escritor consigue su objetivo midiendo la información y el uso del lenguaje para dejar la historia abierta a la interpretación de cada lector. Y a propósito: no tengo una opinión clara de lo que sucede en realidad, porque cualquier teoría tiene sustento en determinados hechos y otros la contradicen. Así, según me dé, pienso que la protagonista está un poco tocada del ala y, al mismo tiempo, los fantasmas existen y quieren atrapar de algún modo a esos niños exageradamente perfectos que luego no lo son tanto; o que ella, Miles y Flora y la señora Grose son también espectros (algo parecido a lo que pasa en la película «Los otros» de Amenábar, a la cual me ha recordado en algunas partes) y por eso nunca hablan con el resto del servicio; o que solo son los guajes quienes están muertos; o, incluso, que todo es una invención de la señora que le dio el relato al hombre del principio; lo que no me cuadra es que todo ocurra en la cabeza de la institutriz debido a su supuesta locura.
En cuanto al terror, resulta escaso; lo he leído sin involucrarme, distante, intentando desentrañar el misterio y seducido más por el ambiente que por los protagonistas o el argumento (muy lineal tras sentar las bases y con un desenlace brusco). La traducción del título no me convence (la de la obra, sí), y menos aún el uso de comillas en vez de rayas para los diálogos ni su posición en medio de párrafos de narrador (y hay hasta contestaciones de varios personajes seguidas). No sé si será igual en todas las ediciones... te acabas acostumbrando, eso sí.
En cuanto al terror, resulta escaso; lo he leído sin involucrarme, distante, intentando desentrañar el misterio y seducido más por el ambiente que por los protagonistas o el argumento (muy lineal tras sentar las bases y con un desenlace brusco). La traducción del título no me convence (la de la obra, sí), y menos aún el uso de comillas en vez de rayas para los diálogos ni su posición en medio de párrafos de narrador (y hay hasta contestaciones de varios personajes seguidas). No sé si será igual en todas las ediciones... te acabas acostumbrando, eso sí.