El cielo de piedra
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Después de dos buenísimas novelas, la historia termina satisfactoriamente en una última entrega con partes muy entretenidas y otras más rutinarias. La marginación y otros temas como la maternidad y las relaciones personales se mezclan en la trama sin exageraciones y con solo una pizca de maniqueísmo, y la autora sabe describir las emociones de los personajes a la perfección. Estos siguen siendo sólidos, si bien difíciles de entender en ocasiones, y dividen el argumento en tres hilos de diverso atractivo. Quizá las aventuras de Essun palidezcan al principio en comparación con las de Nassun o las revelaciones de los capítulos de Syl Anagist, pero contribuyen a esclarecer los misterios de la Quietud y van ganando intensidad hasta un tramo final de lo mejor de la serie. Pese a un desarrollo algo irregular, me ha gustado mucho y es un notable desenlace de una trilogía original como pocas.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Cuando se descubre que la Tierra está viva y la gente la había estado maltratando, no me entusiasmé, precisamente: los misticismos newageros me cansan y me acordé de otros libros donde una premisa similar me resultó un obstáculo para disfrutar de su lectura. Por suerte, en este caso la vida es material y realista en lugar de espiritual y religiosa, y la venganza del Padre Tierra no es tan absurda.