Con la misma moneda
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Una historia trágica con espíritu feminista que incomoda y hace reflexionar a partes iguales. Si su primera obra, No, mamá, no, fue un novelón a pesar de su crudeza, su escritura espontánea y directa y una protagonista incoherente, en esta, tercera y última de la autora, ha habido momentos en los cuales la lectura se me atragantaba ligeramente: al principio, por las exageraciones emocionales y un tono ligero en una trama más convencional; después, por la personalidad de Chris y su extraña actitud con Sadie, explicada a posteriori de forma un poco tramposilla; y durante todo el libro, por varias decisiones caprichosas de los personajes y un excesivo embellecimiento de las relaciones femeninas que las tiñe de artificiosidad. Por suerte, la intriga, subrayada con un estilo ágil, y el análisis psicológico de la protagonista incitan a continuar leyendo y a ver cómo se enfrenta esta a las dificultades, en particular a las de la vida en pareja. El recorrido es consternador y hay situaciones extremas, pero merece la pena hacerlo si se tiene el día adecuado y no se temen las emociones fuertes.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Que Chris decidiera no operarse me pareció una gilipollez, y que Sadie lo hiciera, una locura. Claro, luego pienso en el engaño de Tim y no sé por qué no me escandalizó tanto... ¿porque es más común?, ¿porque no implica daño físico directo?, ¿porque es un hombre y lo hizo porque la quería? Al final, el contraste funciona, la novela transmite su mensaje y deja un poso, aunque algo amargo, muy satisfactorio.