Carmilla
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Esta novela corta tiene un lenguaje y una forma de contar la historia bastante formales (me ha recordado a Frankenstein en estos aspectos) aunque ambos muy de mi agrado. Empieza bien, con un prólogo dejando entrever que hay algo extraño en la trama, y va desvelando el misterio poco a poco, dando pistas elegantemente. Claro que no existe tal misterio para un lector moderno; pero conocer el secreto realza las situaciones y hace prestar atención a cómo se desarrolla el argumento más que chafar la lectura, o al menos así ha sido en mi caso.
Los personajes, bien dibujados, resultan ligeramente inocentes, y sus acciones y diálogos pecan de cierta teatralidad. De nuevo, esos «inconvenientes» no me han molestado, y tampoco me han resultado excesivos como sí me ocurrió a veces con la citada obra de Mary Shelley (por lo visto, prefiero los vampiros a los demás monstruos... con permiso de los Primordiales). El vínculo entre las dos protagonistas y la atmósfera romántica y tétrica me han encantado, y me ha parecido un relato casi perfecto pese su final algo brusco. Salvando las distancias, no creo que tenga mucho que envidiar a Drácula por lo que recuerdo de ese clásico que ahora tengo ganas de releer...
Los personajes, bien dibujados, resultan ligeramente inocentes, y sus acciones y diálogos pecan de cierta teatralidad. De nuevo, esos «inconvenientes» no me han molestado, y tampoco me han resultado excesivos como sí me ocurrió a veces con la citada obra de Mary Shelley (por lo visto, prefiero los vampiros a los demás monstruos... con permiso de los Primordiales). El vínculo entre las dos protagonistas y la atmósfera romántica y tétrica me han encantado, y me ha parecido un relato casi perfecto pese su final algo brusco. Salvando las distancias, no creo que tenga mucho que envidiar a Drácula por lo que recuerdo de ese clásico que ahora tengo ganas de releer...
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Hay pasajes memorables, como cuando descubren el cuadro con la viva efigie de Carmilla y cuyo nombre es un anagrama del de esta, cuando se cuela en la habitación cerrada de Laura o la conversación de las dos en el exterior a la luz de la luna.
Igualmente destaca, si bien por extravagante, que no ate cabos el padre de Laura cuando ese general amigo suyo le cuenta su desgracia... y eso que había hablado con el médico y parecía que ambos sospechaban la verdad por las precauciones que tomaron con la joven para «curarla». Y ella también es ingenua, tanto en esa ocasión como al no dar importancia a las salidas de tono de Carmilla. En fin, será el estilo gótico, la época o a saber; nada grave, eso sí.
Lo más notable es el amor romántico de la vampira que juega con su objeto de deseo hasta terminar matándolo tras semanas (en lugar de al momento como a la gente «vulgar») para después pasar a otro sin remedio. Y Carmilla como representación de esa pasión destructiva e igualmente inocente y frágil en apariencia. Y su relación con otra jovencita candorosa y agraciada. Típico hoy en día, sí, pero bonito y sensual... y espantoso y trágico a la vez.
En el abrupto desenlace se difuminan un poco el horror y la tensión creadas durante el resto del libro. Es satisfactorio y explicativo; sin embargo, es lo menos logrado.
Igualmente destaca, si bien por extravagante, que no ate cabos el padre de Laura cuando ese general amigo suyo le cuenta su desgracia... y eso que había hablado con el médico y parecía que ambos sospechaban la verdad por las precauciones que tomaron con la joven para «curarla». Y ella también es ingenua, tanto en esa ocasión como al no dar importancia a las salidas de tono de Carmilla. En fin, será el estilo gótico, la época o a saber; nada grave, eso sí.
Lo más notable es el amor romántico de la vampira que juega con su objeto de deseo hasta terminar matándolo tras semanas (en lugar de al momento como a la gente «vulgar») para después pasar a otro sin remedio. Y Carmilla como representación de esa pasión destructiva e igualmente inocente y frágil en apariencia. Y su relación con otra jovencita candorosa y agraciada. Típico hoy en día, sí, pero bonito y sensual... y espantoso y trágico a la vez.
En el abrupto desenlace se difuminan un poco el horror y la tensión creadas durante el resto del libro. Es satisfactorio y explicativo; sin embargo, es lo menos logrado.