La verdad sobre el caso Harry Quebert
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Esta novela policiaca con historia de amor prohibido y mucha intriga tiene un estilo directo y sencillo, adecuado para el género, si bien desentona ligeramente al ser el protagonista y su mentor escritores, y el segundo supuestamente muy bueno, que conversan de literatura a menudo. Le reconozco el mérito de mantener hasta el final el interés por saber qué ocurrió, aunque en el último tercio sea casi lo único destacable, y de no ser una primera parte: las tramas se cierran sin dejar cabos sueltos para posibles continuaciones. Por otro lado, los personajes son algo acartonados y no me han convencido las relaciones entre ellos, en particular la de amor, cursi y artificiosa, ni tampoco algún giro de la trama un tanto forzado. Además, la repetición de situaciones y el ritmo lento, añadidos a las cerca de setecientas páginas, lastran un poco la lectura. Para pasar el rato intentando descubrir el misterio y dejándose llevar por las sorpresas, no está mal del todo.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Entre las cosas menos convincentes se encuentra el desarrollo de la relación de Nola con Harry: ella tiene quince años y él treinta y cuatro, pero chirría que le trate continuamente de usted; además, se le supone una chica muy especial y solo sabe intentar complacer a Harry y decir ñoñadas; las cartas de Nola no le llegan y Harry no se entera, y Luther contesta a esas cartas haciéndose pasar por Harry y Nola tampoco se da cuenta... ¿no se hablan? Hay más incongruencias de este tipo; por ejemplo, Marcus puede hablar con quien quiera cuando le dé la gana para recabar información y solo se la dan a él, ni a la policía ni a detectives, para qué. Aunque se pueden obviar estos inconvenientes, a mí me han distraído bastante.