Infierno
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Se deja leer, pero me ha decepcionado bastante por (ya me lo esperaba, pero aún así...) tanta tontería de la Madre Tierra, la fe y esas mierdas… mucha patriciada (de joven sería más «espiritual» y no me molestaban tanto estas cositas, supongo). Además, la trama es típica y totalmente lineal. Se salva porque no aburre y sigue dando prioridad a los pensamientos de los personajes sobre la simple acción, y eso no lo cuenta nada mal la escritora. Y también porque es parte de una serie: se sostiene en el libro anterior y la historia continúa... veremos cómo.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Índigo es subnormal y sale bien parada gracias a Grimya y a Jasker (y de suerte), y el Emisario sigue aprobando lo que hace (claro que estando a sueldo de quien está... lógico). Además, cansan un poco las numerosas descripciones de las penas de la protagonista (a quien nunca le pasa nada grave, por cierto), de las cosas supuestamente malignas (un mortífero resplandor y blablablá) y esa aversión de niño pequeño a lo anormal (por ejemplo, a los hombres deformados, que ya de primeras parecen malvados solo por eso).
Hay escenas de «no pero sí» algo cansinas, como el «Uuuuh, soy Jasker y te voy a mataaaaar... Ah, que eres devota como yo, no me había dado cuenta, perdona, dime qué quieres que haga, jefa» o el manido y vandammero «No puedo hacerlo, estoy muy débil, mi mente está hecha polvo, es imposible, me doy por vencida, voy a morir... ¡Anda, si sí que podía, qué hostias!».
Bueno, y la adorada Madre Tierra podría salvar a algunos inocentes en lugar del arpa de Índigo, ¿no? Qué tía más caprichosa… Y al principio de la novela, cuando ven un altar destrozado, Grimya pregunta retóricamente que quién le podría dar la espalda a la Tierra, que la Tierra es vida... me descojono.
Hay escenas de «no pero sí» algo cansinas, como el «Uuuuh, soy Jasker y te voy a mataaaaar... Ah, que eres devota como yo, no me había dado cuenta, perdona, dime qué quieres que haga, jefa» o el manido y vandammero «No puedo hacerlo, estoy muy débil, mi mente está hecha polvo, es imposible, me doy por vencida, voy a morir... ¡Anda, si sí que podía, qué hostias!».
Bueno, y la adorada Madre Tierra podría salvar a algunos inocentes en lugar del arpa de Índigo, ¿no? Qué tía más caprichosa… Y al principio de la novela, cuando ven un altar destrozado, Grimya pregunta retóricamente que quién le podría dar la espalda a la Tierra, que la Tierra es vida... me descojono.