Leído en: 2017.
Título original: The Best of Henry Kuttner.
Escritor: Henry Kuttner.
Género: Ciencia ficción.
Año de publicación: 1975 la recopilación (relatos: de 1939 a 1955).
Sinopsis: «Kuttner tenía algo que nos admira y atrae a todos: amor por las ideas y amor por la literatura… Escribía reservadamente, pero ojalá de vez en cuando hubiera aullado —como he aullado yo— para llamar la atención sobre sí mismo. Ya es hora de que prestemos atención, de que nos acerquemos, de que estudiemos las quietas figuras del empapelado y descubramos a Kuttner». Ray Bradbury.
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El paso del tiempo no le ha sentado bien a unos relatos con defectos propios de su época y origen: actuaciones demasiado inocentes, clichés o explicaciones disparatadas (científicas y de otro tipo), entre otros. La forma de escribir, sencilla pero manteniendo siempre la intriga, y en algunos su profundidad o una pizca de humor, los salva de la quema. Quizá los minusvaloro por las expectativas sobre su posible calidad basadas en mi lectura de «Las ratas del cementerio» y el cambio de registro no me ha sentado bien; ah, y la traducción no parece muy lograda... Como sea, sin parecerme malos, solo me han convencido un par de ellos. El libro original se dividió en dos tomos en la edición en castellano, y este primero es el más flojo (no por mucho). Por cierto, según Bradbury en el prólogo, el Kuttner era «apolítico»; como eso suele significar en realidad que no muestra su ideología o esta coincide con la «oficial», quería saber si decían eso de él porque era muy extremista y gracias a dios no se notaba en sus obras o porque comulgaba con las normas del momento y no tenía necesidad de llevar la contraria, y leyendo sus cuentos (y haciendo unas arriesgadas y poco racionales suposiciones de identidad entre lo narrado y su persona) me parece un pelín reaccionario... aunque Bradbury tiene razón en que tira a la «neutralidad» y no larga discursos
como otros.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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«Mimosos se atristaban los borloros» - 7. El mejor de todos. Se supone de ciencia ficción, pero ese huir a otra dimensión no-euclidiana me ha recordado a Lovecraft y le da un tono tenebroso que le sienta muy bien.
«La máquina de dos brazos» - 5. Hay muchas cosas absurdas («las máquinas se alimentaban de máquinas, como seres vivos»), y otras se explican a medias o son de una inocencia tremenda, como pensar que por el individualismo y el exceso de lujos la humanidad se pueda extinguir o que la gente confíe tan ricamente en las máquinas... las cuales actúan así solo porque un tío reprogramó una de las «calculadoras» más grandes y cambió el mundo (bien por los informáticos). Puede que me lo tome demasiado en serio... o tal vez no me hace gracia este tipo de humor. A pesar de todo, es entretenido, en especial la parte del presente (cuando explica el pasado, chirría más la cosa), y el desenlace le queda bien pese a estar basado en esas asunciones para mí poco creíbles.
«El robot vanidoso» - 4. Regularejo. Se deja leer, pero madre mía los chistes y los estereotipos femeninos.
«La aureola equivocada» - 5. Narración cómica y fantástica sin nada destacable.
«La voz de la langosta» - 5. Bueno... como relato de aventuras no está mal, es ágil, y el ambiente, pintoresco, pero si el protagonista no te cae simpático (mi caso), es difícil pasar por alto las tonterías (esas veganas menores con un tutor incluso en su propio planeta y que son encantadoras de hombres casi sin consciencia... pfff).
«El profesor sale de escena» - 5. Esta historia de fantasía roza el terror y tiene su aquel, pero está lastrada por la incoherencia y no se aprovecha todo su potencial. Creo que los cuentos cómicos, ya lo sean un poco o totalmente, me gustan o más trabajados o más exagerados.
«El Twonky» - 6. Entretenido, aunque el tema es típico y parecido al del primero (un artefacto de otro tiempo u otra dimensión acaba en el mundo «actual» y pasan cosas raras). Es arcaico como los otros, por el lenguaje y la tecnología y también por cómo se comportan las mujeres (sin protagonismo ni iniciativa, en alguna situación no pueden razonar porque su amorcito está en peligro, quieren ver la cocina de la casa nueva... nada que me sorprenda, eso sí, ni tampoco escandaloso). Al principio el tono es ligeramente cómico o indeterminado, y al final es casi de película de miedo. Ninguna de las dos vertientes termina de funcionar.