Los jardines de la luna
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Más de setecientas páginas, parte de una serie de diez libros bien tochos, fantasía épica con magia y dioses a cascoporro, cientos de personajes, miles de años de historia, ocho mil corderos tramas... Tenía ganas de probar algo así y no he salido escaldado, aunque esta primera novela tiene sus defectos y el principal es cómo está escrito. Hablan de que la lectura es complicada (hasta hay una «Nota del autor» al respecto) porque empieza in media res y hay abundancia de todo lo imaginable en el género (cierto) y pocas explicaciones (cierto también), pero el estilo, poco pulido, contribuye a la dificultad y la desorientación: las citas y poemas al principio de los capítulos no son muy buenos; se describe en exceso donde hubiera quedado mejor mostrar directamente lo que ocurre; algunos diálogos suenan falsos de la hostia; es tal la búsqueda de «epicidad» y el tono tan solemne que algunas situaciones resultan impostadas, en especial cuando coinciden con clichés fantástico-épicos (como por ejemplo enumerar profesiones en un mercado relacionando cada una con una raza determinada o soltar frases molonas al viento un mago al no saber si podrá atravesar una puerta mágica); los protagonistas son poderosísimos y carismáticos y hacen cosas épicas y tal, pero esto queda desdibujado al no conocerse su verdadera personalidad ni sus intenciones; la trama va de un lado a otro al parecer según los designios de Oponn... y hay mucho que el lector no sabe y no se explica, y lo que sí se explica se hace un tanto atropellada y artificialmente, saturándote con numerosas curiosidades que salen de la nada cada dos por tres (una nueva Senda por aquí, un nuevo Ascendiente por allá, más historias antiguas, pueblos, demonios, intrigas, armas, personajes...) como si el escritor estuviera ansioso por contártelo todo y solo dispusiera de unos minutos.
Y después de extenderme con las imperfecciones... ¿merece la pena a pesar de lo dicho? Depende de la paciencia y del gusto de cada cual por la fantasía épica bestia, por las sagas largas y por los rompecabezas: es para leerlo con vistas a terminar la serie y sabiendo que los enigmas se irán aclarando (y el mundo haciéndose más amplio también) en novelas posteriores, en las cuales parece también mejorar la escritura. Este primer libro comienza correctamente, es intrigante y se percibe un trasfondo muy rico. Los protagonistas no son excesivamente profundos, si bien cumplen y varios son interesantes (o simplemente molan), como la Consejera Lorn, Kruppe, Velajada o Anomander Rake. La ambientación, pese a resultar un poco típica y rolera, tiene miga: el imperio de Malaz, Darujhistan, Siete Ciudades y Engendro de Luna; las Sendas y la magia; los Ascendientes y razas ancestrales; etc. Sufre un bajón de ritmo hacia la mitad; luego remonta uniendo cabos azarosamente y termina de forma movidita tras un último tercio muy entretenido.
Posiblemente lo sobrevalore una pizca por su promesa implícita, y la manera de escribir la dejaré en «pasable», pero me ha gustado bastante una vez acostumbrado y me he dejado llevar fácilmente. Seguiré con Malaz, aunque será cuando se me pase el empacho.
Y después de extenderme con las imperfecciones... ¿merece la pena a pesar de lo dicho? Depende de la paciencia y del gusto de cada cual por la fantasía épica bestia, por las sagas largas y por los rompecabezas: es para leerlo con vistas a terminar la serie y sabiendo que los enigmas se irán aclarando (y el mundo haciéndose más amplio también) en novelas posteriores, en las cuales parece también mejorar la escritura. Este primer libro comienza correctamente, es intrigante y se percibe un trasfondo muy rico. Los protagonistas no son excesivamente profundos, si bien cumplen y varios son interesantes (o simplemente molan), como la Consejera Lorn, Kruppe, Velajada o Anomander Rake. La ambientación, pese a resultar un poco típica y rolera, tiene miga: el imperio de Malaz, Darujhistan, Siete Ciudades y Engendro de Luna; las Sendas y la magia; los Ascendientes y razas ancestrales; etc. Sufre un bajón de ritmo hacia la mitad; luego remonta uniendo cabos azarosamente y termina de forma movidita tras un último tercio muy entretenido.
Posiblemente lo sobrevalore una pizca por su promesa implícita, y la manera de escribir la dejaré en «pasable», pero me ha gustado bastante una vez acostumbrado y me he dejado llevar fácilmente. Seguiré con Malaz, aunque será cuando se me pase el empacho.