La bola de cristal



  • Leído en: 2006, antiguamente.
  • Título original: Wizard and Glass.
  • Escritor: Stephen King.
  • Género: Fantasía.
  • Año de publicación: 1997.
  • Serie: La Torre Oscura IV.
  • Sinopsis: Roland y el Ka-tet siguen viajando en Blaine, el tren loco que busca su destrucción, hasta que finalmente Eddie le vence en el concurso de adivinanzas. Por fin pueden bajar y se encuentran en la tierra de Topeka. Aquí Roland decide contarles a sus compañeros su propia historia, de cómo llegó a abandonar su país y convertirse en pistolero. La historia es larga y trágica y lo más triste es como llegó a enamorarse de Susan, quien ya estaba prometida a un señor mayor, poderoso pero repugnante. Se aman en secreto y planean escaparse juntos. Pero los jóvenes están rodeados de odio y traición y Roland también duda a ratos. ¿A dónde le lleva su destino? ¿Hacia la Torre Oscura para salvarla o hacia la felicidad con Susan?


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    Está bien escrito (al estilo de Stephen King), engancha y tiene su aquel, pero en la relectura me ha gustado un poco menos y se han acentuado los defectos que pasé por alto la primera vez. También a este le cambiaron el título: lo tradujeron más adelante por Mago y cristal. Es el último «bueno» de la serie; algo inferior a los anteriores en cuanto al argumento, y a la par, e incluso ligeramente superior, en el desarrollo de la parte central.


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    [No sigas si no has leído el libro:
    a partir de aquí desvelo el argumento]

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    Las partes primera y tercera, ambientadas en el presente, no están mal; los personajes están en Topeka (recuerda a Apocalipsis) y no hacen mucho por ahí aparte de escuchar un relato al calor del fuego y andar un rato. La segunda, mucho más larga, trata de la juventud de Roland y es bastante buena, aunque le veo dos inconvenientes: el primero es su naturaleza, pues no le encuentro sentido a una historia de amor demasiado típica que ocupa casi todo el libro (podría haber sido una novela independiente sin problemas); y en segundo lugar, con la cantidad de misterios por desvelar sobre la personalidad de Roland, Gilead y el Mundo Medio, todo se centra en ese drama pasional y las incógnitas lo siguen siendo después de cerca de mil páginas de amoríos imposibles y aventurillas de adolescentes. No sabría por dónde tirar con la trama sin pillarse los dedos y se dijo «venga, hablo del pasado del protagonista pero sin meterme en líos explicando nada serio, ya lo haré en otra ocasión»; y le quedó bien, hay que reconocerlo, y al mismo tiempo lo que narra resulta superfluo (y las explicaciones las dio en los volúmenes venideros y pfff). Claro que lo peor es el desenlace: una chorrada absurda de zapatos rojos y tonterías del Mago de Oz que de pequeño me chirriaba un poco y ahora me parece una gilipollez.