Tenemos que hacer algo
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Una lectura rápida de terror con tensión y momentos intrigantes y también un tanto inverosímil con la que he pasado un buen rato sin más pretensiones, aunque daba para bastante más y parecía prometerlo en la primera mitad.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Al puto niño lo habría matado yo diez días antes que la serpiente; qué pesado con los culos y los pedos... Bueno, en general los personajes son clichés; únicamente la historia sobrenatural de Amy me convence menos que las relaciones de familia (sin contar esa puerta completamente infranqueable solo hasta que al final la madre decide hacer algo, claro). El estilo no ayuda, pues no transmite emociones por más que se maneje decentemente con el ritmo y el misterio. Y el desenlace... facilón, oscuro y frustrante; ¿para eso tanta tontería con el perro extraño y la lengua y el ametrallado y la magia negra y el resto de cebos? Y «pretend» casi nunca es «pretender», por dios.