Siempre hemos vivido en el castillo



  • Leído en: 2020.
  • Título original: We Have Always Lived in the Castle.
  • Escritor: Shirley Jackson.
  • Género: Intriga, terror.
  • Año de publicación: 1962.
  • Sinopsis: «Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto». Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, que lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julian, que va en silla de ruedas y escribe y reescribe sus memorias. La buena cocina, la jardinería y el gato Jonas concentran la atención de las jóvenes. En el hogar de los Blackwood los días discurrirían apacibles si no fuera porque algo ocurrió, allí mismo, en el comedor, seis años atrás.


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    Otra estupenda novela de Shirley Jackson, con unos personajes muy bien dibujados (en especial la misantrópica protagonista), intriga, ensoñación y una trama sosegada de la cual algunos pensarán que «no pasa nada» mientras otros no podremos dejar de leer esa prosa sencilla y perfecta describir actos cotidianos... y no tanto. Quizá la historia sea más redonda, y el terror, palpable, en La maldición de Hill House, pero esta no se olvida.


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    [No sigas si no has leído el libro:
    a partir de aquí desvelo el argumento]

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    Mientras aquella iba de una casa encantada, aquí se narra el nacimiento de otra, o al menos de una leyenda urbana sobre dos hermanas y su castillo maldito. Y a pesar de intuir que piensa en serio esas atrocidades, es muy fácil identificarse con Merricat e imposible no ponerse de su parte (los demás están casi tan perturbados como ella, por cierto), y todas sus extravagancias, la relación con Connie, Julian y Jonas, los vecinos del pueblo y la visita de Charles resultan más enigmáticos que el misterio en sí, desvelado como de pasada y seguramente ya adivinado por el lector.