Los sonámbulos
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Ha sido entretenido pese a las ochocientas páginas, e incluso absorbente en gran cantidad de ellas, y lo cierto es que me ha gustado, pero no cuenta nada nuevo ni de una forma especial y, aunque los paralelismos con la realidad (bastante obvios; demasiado en ocasiones) son en general de mi agrado, me han rechinado algunos estereotipos y, sobre todo, esa insistencia en la religión y la fe. También me sobran unas cuantas referencias a la «cultura popular» y varias de las introducciones de los capítulos, que parecen estar simplemente porque sí. Y los personajes no destacan. Y hay subtramas de relleno. Y el argumento resulta un poco peliculero. Y… Y, bueno, es una pena, porque comienza muy muy bien y podría haber caído en ese grupo de libros con una trama tan interesante o unas reflexiones tan profundas o atinadas que te hacen ignorar sus defectos (esos que acabo de escribir ahora que lo he terminado). Una lástima, ya digo; tenía potencial (RF) y creo que va perdiendo mucho por el camino.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Joder, es que ni los estadounidenses más o menos majos pueden dejarse de clichés ombliguistas y tienen que darles un toquecito a China, Rusia y Corea del Norte. Ah, y África tratada así en conjunto, como una comunidad de vecinos. Y los protagonistas… unos cansinos. Medalla de oro para, cómo no, el puto pesado del cantante ese… ¡Que le jodan al rock and roll y a sus ídolos narcisistas! ¡Ou, yeah!