El último argumento de los reyes
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En este último libro hay más guerra y estrategia y menos aventura, y aunque las luchas están muy bien contadas, alguna se hace larga. Por lo demás, es un desenlace lógico de la historia de los dos primeros, similar en tono e interés, y cierra las tramas sin dejar cabos sueltos y con muchas sorpresas, rematando una serie con claros y sombras pero satisfactoria en general y no apta para personas sensibles.
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[No sigas si no has leído el libro:
a partir de aquí desvelo el argumento]
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Tanto empeño por impregnar de «realismo» el argumento hace parecer la novela una crónica histórica con un destino al cual nadie puede escapar... un destino todo lo cruel posible, por supuesto, diseñado con la única idea de descolocar al lector, y que deja un regusto amargo al no haber una liberación después de tanta atrocidad. Está claro el mensaje (la gente se aprovecha de los demás, el mundo es jodido y los héroes no existen) y el autor juega a destrozar las típicas expectativas de finales felices, personajes nobles, redención y justicia divina con acierto (joder con el Bayaz, por cierto; se intuía su evolución, y al final es el más cabrón de todos), pero sin elegancia: resulta forzado tanto pesimismo, perjudica a la trama (ni me acuerdo de ella) y los protagonistas, el pilar de la trilogía, no evolucionan apenas porque no tienen a dónde ir sin romperle los esquemas al Abercrombie. Aunque he disfrutado mientras lo leía, casi como los anteriores, al terminarlo no tengo ganas de coger otro de este escritor. Prefiero la fantasía épica con una pizca de optimismo y humanidad... estaré demasiado acostumbrado a las ñoñerías.